Hoy queda abierto el ciclo de la Démence, así se llama mi amor, mon amour la Démence, que meilumina con jirones de sueños atávicos trazados a pinceladas mientras procuro conciliar el sueño...
Vericuetos oníricos. Lejanía sideral. Pulverización material. Desintegración del último resuello. Paroxismo triangular... La créme de la créme... Silbido metálico templado. Contemplación plácida, pasiva, de todo lo que pasa. El ritmo de la vida disminuye hasta convertirse en vestigios residuales de diamante. Cincelemos el futuro: no merece el esfuerzo dormir. Susurros de la fiesta nocturna por entre el follaje quejumbroso que la brisa zarandea. Todo es tan sutil que uno se cansa... Conozco la historia de alguien que decía que quería trasladarse a la montaña para rehacer su vida allí pero sólo hizo el conato verbal de marcharse... y es que de vez en cuando, como el pelo, hay que recortarse la lengua, Madame. De cuando en cuando es higiénico hallar la medida justa de la balanza ejerciendo más peso sobre el platillo de la acción que sobre el del verbo, tan cultivado, tan feraz, ubérrimo, padre de los cadáveres más estúpidos y a veces embaucadores.
Mañana bien temprano van a estallar de cansancio los puentes de todas las ciudades. Los pobres son tan poco afortunados... los pisan y ellos han de soportar. Son menudos Atlas tácitos que cometieron un crimen ahogado en las entrañas del tiempo.
Buenas noches, Foile, Irrsinn, mon amour
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